Ex primera dama afirma en su pagina web: http://www.elianekarptoledo.com/ que acuerdo entre Perú y la Universidad de Yale para devolución de las piezas que Hiram Bingham se llevó no garantiza titularidad de nuestro país sobre todas las piezas.
Por: Eliane Karp de Toledo, ex primera dama del Peru, es a profesora visitante den la Universidad Stanford.
(The New York Times, 23.02.08) Cuando en setiembre pasado el Presidente Alan García llegó a un acuerdo preliminar con la Universidad de Yale sobre la disposición de más de 350 artefactos sustraídos de Machu Picchu, ésta parecía una gran idea. Todos tuvimos la esperanza de que este entendimiento entre las partes se convertiría en un break en medio de los cielos nublados (la turbulencia) de la cooperación internacional.
Los reportes periodísticos sugirieron entonces que Yale devolvería más de 350 artefactos de museo de alta calidad, además de muchos miles de fragmentos considerados de interés, principalmente para los investigadores especializados -todos los cuales fueron retirados del encumbrado complejo arqueológico Inca hace casi un siglo-,y que la titulación legal de todas las piezas, incluidas las que Yale conservara, pasarían a pertenecerle al Perú.
Pero, habiendo tenido acceso por fin a una copia del acuerdo, he podido comprobar que Yale continúa negándole al Perú el derecho a ser propietario de su patrimonio cultural, algo que el Perú ha venido reclamando desde 1920.
Cuando en 1912 , 1914 y 1915, el explorador Hiram Bingham III excavó los tesoros de Machu Picchu — jarras de de cerámica, estatuas de plata, joyas y huesos humanos — y se los llevó del Perú, se suponía que éste era un préstamo por doce meses (período que se extendió más tarde a medio año). La National Geographic Society, que co-auspició las exploraciones de Bingham, ha asegurado que los artefactos fueron retirados en calidad de préstamo, y está comprometida a verificar que éstos sean devueltos al Perú.
Entre los años 2001 y 2006, durante la presidencia de mi esposo , Alejandro Toledo, participé en las negociaciones con Yale sobre las piezas. El Perú requirió la devolución de todo lo que Bingham había retirado de Machu Picchu, y el Presidente Toledo, con el apoyo tanto de la National Geographic Society como del Senador Christopher Dodd, de Connecticut, discutió sobre esta demanda peruana directamente con el Rector de Yale, Richard C. Levin. Ese diálogo se rompió, sin embargo, cuando Yale se negó a aceptar nuestra primera condición, que era el reconocimiento de que el Perú es el único propietario de las piezas. La Universidad tampoco permitiría que realizáramos un inventario de las reliquias, bajo el pretexto de que el arqueólogo que habíamos seleccionado no estaba calificado para hacerlo.
El Embajador del Perú en Washington trató de reanudar las conversaciones con Yale, pero, hacia el inicio del 2006 , era claro que la Universidad quería ganar tiempo. El gobierno del Presidente Toledo terminó en julio de 2006, y un año y algunos meses más tarde, el último acuerdo fue anunciado. Felizmente, el acuerdo final ha sido diferido .
De acuerdo con el “memorandum de entendimiento” entre Yale y el Presidente García, el Perú se compromete a construir un museo y un centro de investigación en el Cuzco, la ciudad más cercana a Machu Picchu, donde parte de la colección sería exhibida. Yale sería una institución asesora del centro, y se encargaría de seleccionar qué piezas serían entregadas al museo. El derecho soberano del Perú a ejercer la propiedad de la colección no ha sido reconocido, y queda claro que Yale mantendría una proporción significativa de los materiales. Al Perú, como lo plantearon antes, no se le permitiría realizar un inventario propio. Solamente cuando el museo haya sido construido cumpliendo con las especificaciones presentadas por Yale, sólo entonces una porción de los materiales retornará, permitiéndole a los peruanos disfrutar de piezas históricas que nunca han visto.
Es incomprensible el razonamiento de Yale al pretender tener algún derecho a realizar un reclamo histórico sobre las piezas. Para empezar, Bingham no tenía ninguna autoridad para transferir una propiedad del Perú. El acuerdo refleja una forma colonial de pensar, no digna de una institución académica moderna. De hecho, Yale ha ido un paso más allá respecto de las negociaciones hechas con el Presidente Toledo; la universidad está hoy en día demandando conservar para ella una parte signficativa de la colección con fines de investigación durante los próximos 99 años.
Me pregunto si es pura coincidencia que Yale haya demorado las negociaciones con Alejandro Toledo, el primer presidente indígena elegido en el Perú, hasta que tomara el mando un nuevo jefe de estado que es abiertamente hostil hacia los temas indígenas.
¿Por qué se hace tan difícil que Yale libere las colecciones después de casi un siglo de incumplimiento para retornar lo que se llevaron en calidad de préstamo? Ya es hora de que los investigadores peruanos, los ciudadanos, especialmente los descendientes de los indígenas que guiaron a Bingham al antiguo complejo, tengan acceso a la colección. El presente acuerdo debe ser desestimado y nuevas conversaciones deberían iniciarse, basadas en el reconocimiento de derecho soberano del Perú a la propiedad de todo lo que se retiró de Machu Picchu. Yale debería por fin devolver estas piezas que simbolizan la gran herencia histórica del Perú.
Por: Eliane Karp de Toledo, ex primera dama del Peru, es a profesora visitante den la Universidad Stanford.
(The New York Times, 23.02.08) Cuando en setiembre pasado el Presidente Alan García llegó a un acuerdo preliminar con la Universidad de Yale sobre la disposición de más de 350 artefactos sustraídos de Machu Picchu, ésta parecía una gran idea. Todos tuvimos la esperanza de que este entendimiento entre las partes se convertiría en un break en medio de los cielos nublados (la turbulencia) de la cooperación internacional.
Los reportes periodísticos sugirieron entonces que Yale devolvería más de 350 artefactos de museo de alta calidad, además de muchos miles de fragmentos considerados de interés, principalmente para los investigadores especializados -todos los cuales fueron retirados del encumbrado complejo arqueológico Inca hace casi un siglo-,y que la titulación legal de todas las piezas, incluidas las que Yale conservara, pasarían a pertenecerle al Perú.
Pero, habiendo tenido acceso por fin a una copia del acuerdo, he podido comprobar que Yale continúa negándole al Perú el derecho a ser propietario de su patrimonio cultural, algo que el Perú ha venido reclamando desde 1920.
Cuando en 1912 , 1914 y 1915, el explorador Hiram Bingham III excavó los tesoros de Machu Picchu — jarras de de cerámica, estatuas de plata, joyas y huesos humanos — y se los llevó del Perú, se suponía que éste era un préstamo por doce meses (período que se extendió más tarde a medio año). La National Geographic Society, que co-auspició las exploraciones de Bingham, ha asegurado que los artefactos fueron retirados en calidad de préstamo, y está comprometida a verificar que éstos sean devueltos al Perú.
Entre los años 2001 y 2006, durante la presidencia de mi esposo , Alejandro Toledo, participé en las negociaciones con Yale sobre las piezas. El Perú requirió la devolución de todo lo que Bingham había retirado de Machu Picchu, y el Presidente Toledo, con el apoyo tanto de la National Geographic Society como del Senador Christopher Dodd, de Connecticut, discutió sobre esta demanda peruana directamente con el Rector de Yale, Richard C. Levin. Ese diálogo se rompió, sin embargo, cuando Yale se negó a aceptar nuestra primera condición, que era el reconocimiento de que el Perú es el único propietario de las piezas. La Universidad tampoco permitiría que realizáramos un inventario de las reliquias, bajo el pretexto de que el arqueólogo que habíamos seleccionado no estaba calificado para hacerlo.
El Embajador del Perú en Washington trató de reanudar las conversaciones con Yale, pero, hacia el inicio del 2006 , era claro que la Universidad quería ganar tiempo. El gobierno del Presidente Toledo terminó en julio de 2006, y un año y algunos meses más tarde, el último acuerdo fue anunciado. Felizmente, el acuerdo final ha sido diferido .
De acuerdo con el “memorandum de entendimiento” entre Yale y el Presidente García, el Perú se compromete a construir un museo y un centro de investigación en el Cuzco, la ciudad más cercana a Machu Picchu, donde parte de la colección sería exhibida. Yale sería una institución asesora del centro, y se encargaría de seleccionar qué piezas serían entregadas al museo. El derecho soberano del Perú a ejercer la propiedad de la colección no ha sido reconocido, y queda claro que Yale mantendría una proporción significativa de los materiales. Al Perú, como lo plantearon antes, no se le permitiría realizar un inventario propio. Solamente cuando el museo haya sido construido cumpliendo con las especificaciones presentadas por Yale, sólo entonces una porción de los materiales retornará, permitiéndole a los peruanos disfrutar de piezas históricas que nunca han visto.
Es incomprensible el razonamiento de Yale al pretender tener algún derecho a realizar un reclamo histórico sobre las piezas. Para empezar, Bingham no tenía ninguna autoridad para transferir una propiedad del Perú. El acuerdo refleja una forma colonial de pensar, no digna de una institución académica moderna. De hecho, Yale ha ido un paso más allá respecto de las negociaciones hechas con el Presidente Toledo; la universidad está hoy en día demandando conservar para ella una parte signficativa de la colección con fines de investigación durante los próximos 99 años.
Me pregunto si es pura coincidencia que Yale haya demorado las negociaciones con Alejandro Toledo, el primer presidente indígena elegido en el Perú, hasta que tomara el mando un nuevo jefe de estado que es abiertamente hostil hacia los temas indígenas.
¿Por qué se hace tan difícil que Yale libere las colecciones después de casi un siglo de incumplimiento para retornar lo que se llevaron en calidad de préstamo? Ya es hora de que los investigadores peruanos, los ciudadanos, especialmente los descendientes de los indígenas que guiaron a Bingham al antiguo complejo, tengan acceso a la colección. El presente acuerdo debe ser desestimado y nuevas conversaciones deberían iniciarse, basadas en el reconocimiento de derecho soberano del Perú a la propiedad de todo lo que se retiró de Machu Picchu. Yale debería por fin devolver estas piezas que simbolizan la gran herencia histórica del Perú.